13 marzo 2009

San Cucufato

Ser humano mola.

Quiere decir que puedes equivocarte, porque equivocarse es de humanos y el que tiene boca se equivoca.
Si vuelves a meter el anca donde ya la habías metido antes, no es que seas gilipollas, no: el ser humano es el único que tropieza dos veces en la misma piedra
(Aunque no estoy del todo de acuerdo con esto: Quien ha tenido animales en casa, se da cuenta que la torpeza es consustancial a la existencia. Yo creo que hasta los árboles son torpes. Lo que pasa es que se equivocan tan despacio que no nos damos cuenta.)

Además, podemos ser contradictorios porque es consustancial a la naturaleza humana.

Osea que una persona cualquiera (por ejemplo, sin ir más lejos, y siguiendo con el yoyeo propio de un blog personal, yo misma) puede ser apostata, agnóstica, y rezar a San Cucufato, sin ningún problema mental ni desdoblamiento de personalidad (eso creo)

Se puede creer en Darwin y en San Cucufato al mismo tiempo? Pues si, se puede. Sin ningún problema.
Y no sólo eso, sino que además, lo recomiendo
¡Gente con problemas de memoria y facilidad para perder cosas! ¡¡Descubrir a San Cucufato!! (si no lo conocéis ya)

San Cucufato, San Cucufato, los cojones te ato. Si no me encuentras el X no te los desato

Atando un calcetín viudo (algún día os contaré mi teoría sobre los calcetines viudos) y tirándolo a un cajón.
(Importante: Acordarse luego de desatar los cojones -osea el calcetín- a San Cucufato, para que siga haciéndote efecto)

Y no solo en San Cucufato, oiga. Tenemos una larga lista de excentricidades (eso para otro post, que luego me quedo sin historias para contar. Me dejo para otro día también lo del coche amarillo, o el truco para encontrar aparcamiento...)

10 marzo 2009