03 marzo 2011

Horreur

La niña se ha dormido, y tengo un ratito libre.
Ayer me compré un pintauñas marrón chocolate, precioso.

Me pinto con todo cuidado una uña. Perfecta. No me he salido ni un centímetro. Estoy siendo muy cuidadosa y precisa, además de rápida.
Ahora la segunda... Ups! Se me ha caido el pincel... debajo del sofá.

Tengo dos uñas pintadas (una a la mitad, y con un goterón en el centro), y hay laca marrón en la otra mano, en la mesa del salón y en el suelo. El bote está abierto, y no lo puedo cerrar. No alcanzo al pincel con la otra mano.

Corro el sofá, y me reciben 20.000 pelusas, que, dado su tamaño, deberían tener ya DNI y abono transportes. Creo que una me ha saludado, antes de señalar donde está el pincel.
Está todo lleno de pelusilla, pelusa y pelos en general. Al agarrarlo, algunas se me pegan en la uña.

Y justo entonces.... La niña empieza a llorar!!!!!!
(Final con música de Circo)

2 comentarios:

Walewska dijo...

jajajajaja como te entiendo... yo a mis pelusas también debería ponerles nombre y mis hijas son asín de porculeras cuando les da jajajajaja.

ParraWoman dijo...

A veces pienso que sería mejor que las pusiera nombre a las pelusas. A sí, parecería un poco excéntrica, nada más XD