21 noviembre 2008

Jardín Tropical Encerrado

He paseado por Madrid un millón de veces, y he mirado, enseñado y comentado muchas veces muchos de los items turísticos (Aunque tengo muy pocas fotos de ellos) de la ciudad.

Sólo una vez hice un Tour Turístico enseñando la ciudad. Ha venido más gente de fuera, evidentemente, pero no ha surgido o no ha apetecido.

Solo aquella vez, con un chico colombiano (¡Si! no me acuerdo del nombre!!) que volvía a su país desde Londres, haciendo escala en Madrid para ver la casa donde había nacido su madre.
No tenía yo especialmente mucha relación con él, pero su única amiga madrileña era hija de una amiga de mi tía...

...En fín, que me lo encasquetaron.
Miguelillo y yo le enseñamos lo que nos dio tiempo un soleado Domingo de Diciembre (¿o sería Marzo? Me lo estoy inventado de forma totalmente vergonzosa, la verdad sea dicha. Sólo recuerdo que no había clase, hacía bueno, y era raro)

Después de toooda la mañana pateando, llegamos a casa, y ¿sabéis lo que más le había gustado de Madrid?
Lo recordaré siempre por lo chocante que me resultó: Los bocadillos de calamares de la Plaza Mayor y el Jardín Tropical de Atocha.


Entonces, el 11M no era ni un mal sueño, y la historia de los abogados de Atocha era más que agua pasada.
Se podía soñar en Atocha.

Tanto Miguel como yo, y Po, y mucha más gente, habíamos estado trabajando en el AVE, saliendo todos los días, varias veces a Puertollano y Sevilla.
Cuando paso por allí, y veo el Jardín Tropical encerrado entre paredes de cristal y vigas de acero, y siento la humedad del ambiente, y el vapor casi irrespirable, siempre me acuerdo del chico colombiano aquel, tan religioso y de los descansos en el trabajo.
Entre tren y tren hablábamos con los compañeros sobre la última anécdota o sobre lo que fuera o fuese, mirando las tortugas crecer en el laguito.


Las tortugas, que viven 100 años o más, y están viviendo en Atocha, como vivirían en las Islas Galápagos, pero salvando las distancias (Lo de recorrer kilómetros no es una opción, claro. Y la soledad, tampoco)

Hay momentos que se quedan grabados en el sitio donde ocurrieron. Que curiosa es la memoria...

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